miércoles, 17 de octubre de 2012

De por qué dejé el blog… y de por qué lo dejo ahora



Tras más de un año, vengo a despedirme oficialmente de la blogosfera. No voy a cerrar el blog, pero durante esto 14 meses me ha dado rabia no dejar un post explicando por qué no contaba mis aventuras barcelonesas (más amargas que dulces), por qué no reseñaba libros (que con el Máster he leído mucho, mucho) ni conciertos (de los que también ha habido muchos) o, simplemente, por qué no dejaba mis ralladas por aquí como antes.

La razón principal es la de siempre: no tenía tiempo. Y ahora lo tengo en mucha menor cantidad. El curso pasado estuve viviendo en Barna con la excusa del Máster de Literatura Comparada y Traducción Literaria de la Pompeu Fabra. Y en eso se quedó: en excusa. Barcelona no me quiso como esperaba que me quisiese, y eso que fui una madrileña de excepción y me interesé por el catalán sobremanera. Lo de “madrileña de excepción” no lo digo yo, me lo dijeron unos catalanes en Disneyland París este verano. Y lo del catalán, bueno, soy una friki de las lenguas: el mes y poco que he estado en Disneyland me dio un poco por el italiano, lengua que nunca estudiaré en serio.

El caso es que Barna no estaba dispuesta a ser el puente a Europa que esperaba que fuese, ni el primer pasito de mi independencia, así que me dediqué en cuerpo y alma al Máster y me enorgullece decir que lo saqué con unas notas notables y con muchos libros en mi montón de “leídos”. Me enamoré de muchos autores y redefiní mis intereses y campos de investigación.

Y al día siguiente de la defensa del Trabajo Final de Máster emigré al país del ratón y de las gominolas a ver si ahí tenía más suerte. Por desgracia, no cuajó como esperaba y ahora os escribo desde Londres. Más concretamente, desde la casa de mis tíos. He emigrado, como muchos de mis amigos y amigas, siguiendo los pasos de Pepe y queriendo probar la suerte europea. 

Llevo un mes y 5 días aquí y hasta ahora lo único que he conseguido es esclavizarme con/del/al ordenador y al e-mail. Hay 6 razones principales:
  1. He conseguido unas prácticas de traducción de tres meses. Pagan una mierda y trabajo a saco. Pero estoy haciendo CV.
  2. Estoy colaborando con dos publicaciones semanales en La Encuadre. Los que me sigan en Twitter y por Facebook habrán visto publicaciones al respecto. Una mañana o dos a la semana me quita. Pero estoy haciendo CV como escritora/redactora.
  3. Además, colaboro como traductora voluntaria de Global Voices. Hace unas semanas que no traduzco nada para ellos, por falta de tiempo. Pero ayuda a hacer CV.
  4. Empecé también en Mini Magazine. Tras el primer artículo, no he vuelto a publicar por falta de tiempo. Ayudará a hacer CV.
  5. Al menos dos o tres veces por semana me pongo a buscar a fondo trabajo. Me suele quitar toda una mañana o mucha noche. Pero necesito un trabajo de lo mío de una vez por todas.
  6. Ésa es otra: sólo dispongo de las mañanas y las noches. Estoy trabajando en una cafetería por las tardes, lo que supone perder medio día de ordenador. Razón por la cual no traduzco y escribo tanto como quisiera/sería necesario.
Además, estoy en el grupo East Finchley Writers, que se reúne todos los miércoles por la noche en un bar al lado de casa. No me quita mucho tiempo el traducir mis relatos al inglés (uno a la semana), y si voy es porque es una forma de salir de casa y despejarme. Cuando vea que no sea compatible, con mucha pena dejaré de asistir.

Y estos días estoy con dos congresos/cursos/llamadlos-como-queráis on-line. Normalmente esto ocupa mis noches. Pero sigue faltándome tiempo.

Así que este blog también es una forma de poneros un poco al día con mi vida y de explicaros por qué no os ha llegado todavía un e-mail kilométrico contando mi vida en la capital inglesa. Resumida, ésta es: me levanto a las 7, vacío correo y miro FB y Twitter y a las 9 como muy tarde me pongo a traducir. Como a la hora inglesa y a la cafetería que voy. Al volver a casa, vuelvo al correo y a las redes sociales, avanzo un poco de trabajo traductoril o miro alguna conferencia o leo algo de los congresos, Skype, ceno, me ducho y a leer o avanzar cosas antes de irme a la cama, nunca antes de medianoche.

Asín es mi vida, donde, si bien cabe mucho tonteo por FB, no cabe mucho de e-mail o de aprender lenguas. Cuando los días tengan 30 horas como mínimo y yo un sueldo decente, me apuntaré a las clases de alemán y árabe que esperaba, y me sacaré un DALF y un Proficiency en una oferta de 2x1 que existirá para traductores en crisis.

He empezado este post como la despedida, pero quién sabe si no será el comienzo de su resucitación.

Quiero saber de vuestras vidas de exiliados, de parados desesperados, de exitosos profesionales o de sufridores de Bolonia.

Os echo mucho de menos, y más aún en esta distancia espacio-temporal.

I’ll see when I’ll see you, y espero que sea como turrones.



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