jueves, 29 de noviembre de 2012

"Dependientora"

Buenas nuevas: ¡me quedo! :D Ahora ya tengo un trabajo fijo y podré pagarme un techo en esta hermosa, aunque gris, ciudad :D

Este lunes firmé un contrato indefinido con Primark y trabajaré sábados y domingos a jornada completa, teniendo los días de entre semana para traducir, dar alguna clasecilla, hacer de canguro y, por qué no, recuperar el alemán o el árabe :D

Por ahora, ando a la caza de habitación, aunque lo más seguro es que me quede en el norte de Londres, porque el trabajo de canguro es por aquí y me compensa más pagar el billete de 3 zonas sábados y domingos que dejarme los cuartos y el tiempo entre semana yendo y viniendo de noche haciendo de canguro.

Gente, ya podéis empezar a mandarme los quesos manchegos y polvorones, que una servidora va a tener que ajustarse el cinturón más aún desde ahora.

Pero el sueño inglés se va cumpliendo poco a poco. Siguiente parada: ¡Un trabajo de traductora decente!

sábado, 24 de noviembre de 2012

Dadme clubs de lectura, que yo me apunto


Desde pequeña quise saber lo que se sentía al pertenecer a un club de lectura. Esa imagen de señoras con ropas victorianas reunidas alrededor de una mesita con tazas de té y pastitas me atraía enormemente. Sí, era una niña rara. Sí, lo soy. Pero si te has criado rodeada de libros, piensas que no hay mejor forma de completar el círculo que hablando sobre lo que ese libro te ha transmitido. Mi versión barata y más del siglo XXI es comentar libros con amigos y amigas y este blog.

Pero Londres, oh, la maravillosa y gris Londres, me ha permitido cumplir uno de mis sueños. En las bibliotecas de mi barrio hay clubs de lectura para todos los gustos: club de lectura a secas, club de lectura de clásicos ingleses, club de lectura infantil, club de lectura juvenil y, el único al que he podido acudir hasta ahora, club de lectura de novela gráfica.

Al club de lectura de clásicos ingleses no he podido acudir porque, por mucho que lo intentase, no conseguía avanzar con Hard Times de Dickens. Pero ahora estoy con Vanity Fair y éste sí que me ha enganchado. Así que a mediados de diciembre acudiré a mi primera reunión del Classics Reading Group :)

Al club de lectura "normal" no acudo porque coincide con las reuniones de los East Finchley Writers, pero al menos me ha servido para poder leer, por fin, The woman in black de Susan Hill. Porque soy así de especialita y no podía sentarme a ver la peli como una persona normal, no. Tenía que leerme el libro primero. Y suerte que lo hice. No tienen nada que ver. Y tras 3 libros de Susan Hill, no le veo el gancho.


¿Y mi primera reunión de un club de lectura? Graphic Novel Reading Group empezó para mí con Habibi, de mi adorado Craig Thompson. Y sí, habia pastitas, agua y refrescos. Falló el té.

Ahora he terminado el siguiente libro para este club de lectura, Professor Munakata's British Museum Adventure, de Hoshino Yukinobu. Mi primer manga leído al revés. Prácticamente, mi primer manga, si no contamos Sailor Moon xD

Con este libro ha surgido mi vena tradcutoril desde la introducción, donde en una entrevista al autor por parte de una de las traductoras (son tres) se le pregunta lo siguiente:

- [...] do you feel that Japanese sound effects should be kept in English translated editions?

- In countries such as Korea, Taiwan and America, specialists translate Japanese sound effects into the local language and sounds. They have developed techniques for removing the Japanese sounds drawn into the originall designs and replacing them with local sounds - but leaving the drawing basically intact. Japanese sound effects could be replaced by Western sounds - except that Western ones tend to be more limited. Or the Japanese originals could be left as they are. Either way is fine with me.

(Páginas 10-11 de la edición británica)

El caso es que lo dejan en japonés, lo que al principio me obligaba a ir al final del libro para descifrar lo que esa onomatopeya podría significar. Un engorro, ¿no? Las onomatopeyas se suponen que deben ayudar a entender una situación sumergiéndonos en ella mediante el sonido. Pero si tenemos que ir al final del libro para descubrir que un sonido representa al "Profesor Munakata mordiendo una manzana" o "el hilo de una bolsita de té rompiéndose", al final las onomatopeyas son un engorro más que una ayuda. Al menos, así lo veo yo. Además, las definiciones dadas dicen más de lo que queremos, como en los ejemplos que acabo de poner.

Onomatopeyas que corresponden, de derecha a izquierda, a: "wire pulling taut", ""wire crushing propeller", "wire getting caught up in the propeller" (dos veces, pero con distintos sonidos).
Otro aspecto del libro que me ha chocado, aunque en este caso me ha hecho gracia, pues es otro caso más en el que un traductor lo tiene muy difícil para decidir, es cuando descubres que hay párrafos o bocadillos enteros repetidos porque... ¡Munakata y Chris hablan en japonés entre ellos pero ella traduce lo que él dice al inglés cuando hay más gente participando! El primer ejemplo y el más chocante es la página de la izquierda, en la conferencia del Profesor Munakata. 

¿Qué solución habriáis dado?

¿O al hecho de que Chris se disculpe porque su japonés no es muy bueno pero todo el libro tenga lugar en un correctísimo inglés?

Yo plantearé estas cuestiones el mes que viene en la reunión. Espero que los ingleses no me linchen :P

(Eso sí, las ilustraciones de Yukinobi son una maravillosa forma de recorrer Londres y el British Museum una y otra vez... ¡Y cuando están a color son simplemente mágicas!)


sábado, 17 de noviembre de 2012

"31 songs [and 14 albums]", Nick Hornby

"There are, I suspect, two reasons why so much critical interest is excited by edginess or danger. The first is that critics have to read a lot of books, or see a lot of films, or listen to a lot of music, most of which is bland and indistinguishable, and so anyone who makes a record which features a chainsaw, or a film that runs backwards for twelve hours, is immediately and perhaps understandably praised. […] The second is that reviewing –especially music reviewing- is, for the most part, a young person’s game, and young people tend not to have a great deal of life experience. Not only have they not lived much […], but they do possibly the safest job there is to do. Indeed […], they do not even run the risk of being knocked down by a bus." (Páginas 73-4)
Así habla Nick Hornby de los críticos en general, y de los críticos musicales en particular en este libro en el que nos abre su alma como amante de la música (algo que ya sus fans ya sabemos que es), permitiéndonos cotillear en su discoteca particular. 

Esta lista de canciones y de discos me han hecho sonreír y reír más de una vez, como Hornby siempre consigue y como sólo él sabe hacerlo. Sus quejas sobre lo mainstream y su defensa de la música pop recuerda a Bob, y nos hace pensar en John Cusack mirándonos fijamente mientras nos habla de por qué no le gusta Bob Dylan o por qué le gusta tanto la canción de Nelly Furtado. (Vale, lo confieso: YO me lo he imaginado. Pero estoy segura de que no soy la única persona a la que le ha pasado).

Como todo libro de Nick Hornby, tiene frases maravillosas, extractos para enmarcar, pero, ¿qué sabré yo, una joven pseudo-crítica de lo que me echen encima?

Sólo sé que estoy totalmente de acuerdo con su definición de arte incluída en el artículo sobre 'Thunder  Road' y que tanto me recuerda a otra cita, la de 'Juliet, naked':

"['Thunder Road'] knows how I feel and who I am, and that, in the end, is one of the consolidations of art." (Página 15)
Porque es muy diferente "poseer" una canción que que una canción te traiga recuerdos, pues

"if you love a song, love it enough for it to accompany you throughout the different stages of your life, then any specific memory is rubbed away by use." (Páginas 4-5)

Como él mismo dice, no todos compartimos los mismos gustos musicales, pero conmigo ha conseguido abrirme un poco más las orejas y apuntarme alguna canción que me han dado ganas de escuchar. Y quién sabe si ed re-escuchar una y otra vez.

jueves, 8 de noviembre de 2012

5 enlaces de auto-bombo

Porque todo este trabajo duro y absorbente no lo hago simplemente porque me gustan los temas sobre los que escribo, sino porque también espero cobrar por ello, he aquí cinco links de auto-bombo para que veáis lo que hago, lo que escribo, lo que traduzco, lo leáis si os llama la atención y, aún mejor, lo promocionéis por ahí, que somos mucho haciendo esto por amor al arte.

Los proyectos están en orden cronológico de aparición en mi vida:
  1. La Encuadre, revista on-line de cultura y entretenimiento, en cuya página web escribo cada finde sobre cómics, series, cine, teatro, literatura... lo que surja. Mis cositas, aquí.
  2. Global Voices, donde los periodistas y los traductores son voluntarios. Pocas traducciones hechas, pero empezando con el proyecto de crear el manual de estilo de redacción en español, partiendo del que ya existe para inglés.
  3. Innova Magazine. Revista on-line de cultura, turismo y ocio, es la mayor carga de trabajo hasta ahora. Unas prácticas de traducción con una remuneración irrisoria, pero que ya ha dado sus primeros frutos: el número en francés y en inglés.
  4. MiniMagazine, página web de música, cómics, cine y televisión. Hasta ahora, donde menos he podido colaborar, por eso de que es colaboración libre y espontánea. Mis dos articulitos hasta ahora, aquí.
  5. East Finchley Writers group: Nos reunimos cada miércoles en un pub inglés del barrio a leer nuestras cositas y recibir comentarios, críticas, alabanzas y consejos quizás a partes no muy iguales. Ahora mismo estamos montando la web/blog. ¡Ah! Y The Archer ha publicado una reseña de nuestra pequeña participación en el 2012 East Finchley Festival of Arts y sí, esa autora con el micro-relato bilingüe de quien hablan es una servidora ^^
Y esto es to, esto es to, esto es todo amigos. Espero que vayáis leyendo y comentando, criticando y demás, porque siempre gusta saber que hay gente del otro lado y que todo esto no se pierde en el ciber-espacio.

sábado, 3 de noviembre de 2012

3 años, 2 meses y un día

¿Qué tierras son aquellas que veo, Sancho?

Ése es el tiempo que ha pasado, hora arriba, hora abajo, desde que pisé por primera vez tierras belgas. Desde que empezó mi vida como extranjera, niña errante con maleta tamaño persona, mochilera de tres bultos... Desde que me enamoré de Bruselas y ella me correspondió, hasta cierto punto. 

Hace tres años, dos meses y un día descubrí lo que era irse de casa, al menos físicamente (la beca Erasmus era una mierda, pero al menos "era"). Aprendí a cocinar a la fuerza y me dediqué, en cada minuto y hora de cada día, a ser vegetariana. Aprendí a desenvolverme completamente sola, aunque mi padre estuvo los primeros días para guiarme en el escalofriante mundo adulto que me esperaba más allá de la frontera.

Hace dos años y muchos meses confirmé que quería vivir de España. Esa semillita que siempre había estado durmiendo en mi interior había germinado bajo la lluvia bruselense y se desesperazaba para abarcar todo mi ser, empezando por mi corazón y siguiendo por mis pulmones (literalmente, nunca había respirado mejor ni había olvidado tan fácil y completamente lo que era el asma o un inhalador). Y cada poro de mi piel se abrió a ese tibio sol belga que sí, también existe, y a su lluvia, nunca vertical, y a su nieve. ¡La nieve! Claro que había visto nieve, pero nunca durante tanto tiempo seguido. Al principio fue algo hermoso, luego molesto, luego insoportable, para luego convertirse en un vecino más. Hasta que caí. Literalmente y emocionalmente.

Las Navidades son una frontera a superar. Hace dos años, once meses y unos días, yo volví a casa a vivirlas con mis amigos y mis padres. Fui turrón por primera vez, pero no por última. 

Y dentro de un mes, quién sabe si volveré a serlo. Dentro de unas horas, lo sabré.

Halloween ha sido interesante, incluso divertido. Sin duda, ha sido diferente. Pero las Navidades son otra cosa. Quizás, si todo sale bien, consiga un trabajo de Navidades en Londres. Significaría poder alargar el período de prueba de la capital inglesa, pero también significaría estar un mes más sin ver a mi querido hermano, a mis padres, a mis amigos...

Hace unos nueve meses, quise ser emigrante. Como todo parto, ha sido doloroso, placentero a veces, lleno de dudas. Y ahora que la realidad se acerca, esas dudas crecen. Pero la plantita de mi interior ya casi alcanza los poros de mi piel, y pide aire. Quizás no pueda darle el aire multicultural del país trilingüe en el que creció, pero sé que Londres será tan buen padre como Bruselas.

Y si no, siempre nos quedará París.