Tras el tochazo de La mano de Fátima, pasé a una lectura más ligera, en cuanto a volumen y peso. Pero Murakami te hace pensar, y mucho. Esta vez toca la muerte en su formato más cruel y duro: el suicidio. Todo gira en torno al suicidio del mejor amigo del protagonista, pero los personajes que vamos conociendo también han tenido la desdicha de conocer la muerte por esta vía.
Conversaciones metafísicas, sobre la vida, el amor, la muerte… aderezadas con buena música. Cuanto más avanzaba en su lectura, más ganas de escuchar a The Beatles tenía. Y es que por algo el título original del libro es Norwegian Wood, que en la traducción al español ha pasado a ser subtítulo.
Esta vez casi no solté el boli y la libreta: Murakami tiene tantas frases memorables…
Página 9: Sobre los recuerdos: Conservo un decorado sin paisajes.
Página 10: Más sobre los recuerdos: Me lleva tiempo evocar su rostro. Y conforme vayan pasando los años, más tiempo me llevará. Es triste, pero cierto […] El tiempo fue alargándose paulatinamente, igual que las sombras en el crepúsculo. Puede que pronto su rostro desaparezca absorbido por las tinieblas de la noche.
Página 11: Mi favorita: Soy ese tipo de personas que no acaba de comprender las cosas hasta que las pone por escrito.
Página 13: Eso de que alguien proteja eternamente a alguien es imposible. […]
Más reflexiones sobre los recuerdos (página 16).
Página 27: Dos monjas sentadas en un banco vestían pulcramente sus negros hábitos, por lo que a su alrededor parecía no haber llegado todavía la luz del verano.
Página 29: Su delgadez resultaba natural y serena. Parecía que su cuerpo hubiese estado oculto en un lugar largo y estrecho al que se hubiera amoldado.
El punto de partida es tener algún tema de conversación.
Página 37: “La muerte no existe en contraposición a la vida, sino como parte de ella.”
Página 42: Otra vez la teoría de la coraza (o burbuja, armadura… como queráis llamarla): - Tal vez mi corazón esté cubierto por una coraza y sea imposible atravesarla –le dije-. Por eso no puedo querer a nadie.
Página 44: Precioso y cierto: Los releía y cerraba los ojos y me llenaban de su aroma. Sólo aspirando la fragancia de un libro, tocando sus páginas, me sentía feliz.
Página 55: Una hermosa descripción: Cada relato era largo y detallado como una miniatura.
Página 74: Toda una declaración de principios. Hay que tener mucha fuerza de voluntad para cumplirla: A nadie le gusta la soledad. Pero no me interesa hacer amigos a cualquier precio. No estoy dispuesto a desilusionarme.
Página 77: Triste, pero cierto:
- Supongo que no tienes ideales…
- Claro que no. La vida no los necesita. Lo que hace falta son pautas de conducta, no ideales.
Página 99: Otra vez, triste pero cierto:
- Estoy segura de que eres de esas personas que se lo piensan todo muy bien.
- No sé. Tal vez. Quizá por eso no le gusto demasiado a la gente.
- Eso te pasa porque das la impresión de que no te importa no gustar a los demás. Y hay gente que no lo soporta.
Página 117: Y, otra vez: […] las chicas de mi edad no usan la palabra “justicia”. A ellas les resulta indiferente que las cosas sean justas o injustas. A la mayoría, más que el hecho de que las cosas sean justas o injustas, les preocupa que sean bonitas, o cómo ser felices. La “justicia” tiene un carácter masculino.
Hablando sobre las deformaciones de cada uno… (Todos tenemos alguna… o varias) (Páginas 119-120).
Página 138: Hablando de corazas…:
- […] Puedes abrir tu corazón siempre y cuando quieras hacerlo.
- ¿Y qué sucede cuando lo abres?
[…]
- Que te curas – afirmó.
Página 140: - […] En la residencia donde vivo las habitaciones se limitan a un techo y una ventana.
Página 149: Sesión de música, sobre todo The Beatles, con guitarra, pequeña, manejable… como una habitación bien caldeada.
Página 151: Hay un montón de cosas de mí mismo que no entiendo. Esto nos sucede a las personas corrientes.
Página 153: Los muertos están muertos, pero nosotros seguimos viviendo.
Página 181: - A ti parece que te divierta hacerte mayor – dijo Naoko.
- No me divierte, pero no me gustaría volver a ser joven – añadió Reiko.
- ¿Por qué? – le pregunté.
- Por pereza, claro – respondió Reiko.
Páginas 188-189: Toda una declaración: […] No se trata de lo que pueda suceder. En este mundo hay a quien le gusta saber los horarios de los medios de transporte y se pasan el día comprobándolos. También hay quien hace barcos de un metro de largo encolando palillos. Por lo tanto, no es tan raro que haya por lo menos una persona que quiera entenderte, ¿no crees?
Página 198: - Es como si el personal de la plantilla y los pacientes pudieran intercambiarse los papeles – dije asombrado.
- ¡Exacto! – exclamó Reiko […] – Veo que vas entendiendo cómo funciona el mundo.
- Eso parece.
- Lo que nos hace personas normales es saber que no somos normales – reflexionó Reiko.
Páginas 200-201: Soy mucho más paciente con los demás que conmigo misma, y sé sacar el lado bueno de las personas. En resumen, soy como el rascador de una caja de cerillas. […] Prefiero ser una caja de cerillas de primera categoría que una cerilla de segunda.
Página 219: Tenía la sensación de haber llegado a un planeta con una gravedad distinta. “¡Ah, claro! Vuelvo a estar en el mundo exterior”, y me entristecí.
Página 227: Otra gran verdad de la pluma de Murakami: En el mundo real todos vivimos presionándonos los unos a los otros.
Página 229: Otra bonita declaración: - Doy gracias por haberte conocido. Tengo la sensación de que me he readaptado al mundo – afirmé.
Página 234-239: Diálogo sobre el condicional del inglés, las revoluciones… Un par de extractos: Quizás yo no soy muy inteligente. Pertenezco al pueblo. Pero ¿no es el pueblo el que hace funcionar el mundo? ¿Acaso no es el pueblo el explotado? ¿Qué revolución es ésa en que se alardea de palabras complicadas que el pueblo no entiende? ¿Qué clase de cambio social es ése? Yo también quiero mejorar el mundo. Pienso que si alguien está siendo explotado, esto tiene que terminar. Y de ahí vienen mis preguntas. […] Si esto es la revolución, yo no la quiero para nada. Me fusilarían por no meter más que umebushi en los onigiri. Y a ti te fusilarían por entender el modo condicional.
Página 252: Sobre el teatro de Eurípides, aplicable a todas las tragedias griegas: […] todos acaban encontrándose en un callejón sin salida. Lógico, ¿no le parece? Es imposible que prevalezca la idea de justicia, que todos alcancen la felicidad. Y se produce el inevitable caos.
Página 254: Una gran verdad para alguien a quien le gusta comer tanto como a mí xD : Es importante que uno encuentre buena la comida. Es una prueba de que está vivo.
Página 325: ¡Zas! He cumplido veinte años. Y debo pagar un precio por seguir viviendo.
Aquí aparece una reflexión sobre mi toma de notas al leer y mis criterios a la hora de anotar frases. Literalmente: “¿Por qué apunto unas frases y otras no? ¿Qué criterios sigue mi cabeza a la hora de decidir que vale la pena coger el boli y el cuaderno y parar la lectura? No te compadezcas de ti mismo. Eso sólo lo hacen los mediocres es una buena frase y no la apunté…)
Página 328: Una nueva versión de Forrest Gump, jejeje: La vida es como una caja de galletas.
Página 337: Esta frase me parece muy sabinera: No recuerdo haber vivido jamás una primavera tan amarga. Hubiera preferido tres febreros seguidos.
Página 354: El mundo estaba lleno de cosas enigmáticas y de personas extrañas. Así es el mundo real…
Páginas 355-356: Hablando sobre la muerte.
Página 358: ¡Zas! – No es dinero, son mis sentimientos.
Página 380: Para terminar, una preciosa frase sobre una actividad casi perdida: - Las cartas no son más un trozo de papel. Aunque se quemen, en el corazón siempre queda lo que tiene que queda; por más que las guardes, lo que no debe quedar desaparece.
Y, tras esta lectura tan en profundidad, me toca ir a por la película. Ya os contaré.
El libro: ♥♥♥♥
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