No sé si será por escuchar a Cohen, o porque esta época, entre dos épocas moñosas y próxima al encierro más monjil posible, pero me ha dado por hacer balance del año pasado, y de cómo pasé esta época de encierro y estudio en Bruselas…
Ahora me dispongo a encerrarme de nuevo, pero he podido disfrutar de Reyes, y quizás, sí, de más gente que las Navidades pasadas, pero me siento más sola que hace un año… sí, quizás al estar en “casa” se tendría que hacer más soportable… y lo es, pero el saber que este año lo q me separa de la gente no es la distancia, no son unas altas montañas nevadas, sino, precisamente, la gente, me hace sentirme más vulnerable y sola que nunca…
Quizás sea también porque el año pasado me trajo decepciones hasta el último mes del año. Quizás porque la vida no me ha dado la oportunidad de salir de ningún lance intacta, siendo yo la que dejase atrás a alguien roto, pudiendo sentir nada más que culpabilidad por dejar dolor detrás de mí… pero si los demás no se sienten así, ¿por qué debería yo sentirme así? Así que no tengo más remedio que sentirme como mi amado Rob Fleming, sentir que lo que cuentan los libros y las películas no es real, porque es tan efímero como un sueño…
Y quizás sea que mi cuerpo sentía que tras casi 10 meses sintiéndome así, ya era hora de soltarlo. O quizás fuese porque ir escuchando al poeta Cohen no hacía sino darme más ganas de encontrar una pareja de baile para dar vueltas bajo la lluvia al ritmo de cualquier vals, de tener a alguien que me susurrase al oído eso de “I’m your man”, o que me hiciese oírlo a través del eco de una montaña… o simplemente que me hiciese saberlo con una mirada…
Rob Fleming tenía tanta razón… la música siempre habla de lo mismo. Y si encima son poesías en las que una susurrante voz me pide que baile con él hasta el final del amor…. Peor.
Odio esta necesidad sin sentido, esta estúpida necesidad de una pareja de baile, de alguien que con sólo mirarme, o que sin razón alguna, me pregunte: "¿Estás bien?" Alguien que me lleve de la mano a pasear bajo la lluvia, sobre la nieve, bajo el sol, sobre el adoquinado, a orillas de ..., sobre el césped... O simplemente estar ahí, cual salvavidas que me saque de estas tormentas en las que parece que tengo tanta afición a meterme...
Pero ahora ya sé que lo que necesito es este encierro, aislarme de todo y de todos, tener la ilusión de que realmente me estoy creando una burbuja, una armadura, que me hace inmune, fuerte, y cuando salga en un mes, cual mariposa de su crisálida, ver quién queda ahí y no tener en cuenta más que a esas personas… Porque cada vez me decepciono más con la gente: piensas que alguien con quien llevas años recorriendo el difícil camino de la vida va a estar ahí siempre, o al menos que le conoces, y resulta que no, que quienes están ahí son a quienes no conoces desde hace tanto, pero como justo aparecieron en ESE momento de tu vida, conocen más de ti que quien piensa: “bah, es algo pasajero, pronto volverá a sonreír y a mezclarse con toda la gente que simula ser feliz”…
Más que nunca: extranjera, Fleming, Cohen, Hornby…
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