jueves, 30 de diciembre de 2010

Danemark (3-6 Diciembre 2010)


Así es. El que se acabase mi Erasmus no significaba que se acabase el viajar. No mientras tenga gente amabale que me acoja. Así, aproveché el Puente de Diciembre y me fui, con mi hermanito de la mano, a visitar a Noel y a ver qué tal se desenvolvía con tanto español, como me dijo que había, en Dinamarca.

Y lo primero que vimos al llegar fue mucha, mucha, mucha, pero que mucha nieve. Y yo que me había quedado sorprendida con la nieve de Bruselas... Y con la temprana noche belga, pero iba a resultar verdad eso de que en Dinamarca anochecía sobre las 16h...

Así que decidimos comprar, con nuestras coronas obtenidas en el aeropuerto, provisiones para todo el finde y más.

Después de cenar, nos alistamos para salir a la primera noche danesa: fiesta en el Metro y luego una fiesta más decente en el centro de Copenhague. Dos timos como dos casas, como parece ser normal en Dinamarca. y es que hay que decir que Dinamarca es cara, muy cara, y si encima te cobran por entrar en una fiesta en la que no hay luz, por lo que no hay ni música ni luces, no es que tengas una buena impresión de este país...

Así que tras el timaco del siglo, decidimos ir a entrar en calor en algún bar, consumiendo lo mínimo. Es decir: con tres chocolates calientes con nata (que mi hermano me dice que saben a Cola-Cao) okupamos 2 mesas (sí, con k, porque ése era el espíritu). Al menos teníamos buena música de fondo...

Al día siguiente tocaba visitar Copenhague "por fuera", es decir, sin entrar a museos ni nada por el estilo (eso tocaría al día siguiente). Así, vimos Christiania, barrio sin ley; recorrimos Copenhague de Sur a Norte, pasando por palacios, parques... hasta llegar a la Sirenita. Todo esto bajo la nieve, porque amaneció nevando.

Y, además de ver a mi Sirenita, compensamos el timaco del día anterior a la hora de adquirir postales, mi consabida miniatura de la Sirenita, y un termo de regalo, cortesía de la casa xD

Por el camino, al pasar por el mercadillo navideño del canal, nos encontramos con un coro navideño, como en las películas, cantando villancicos.


Rematamos el día viendo un partido por 3 euros: el equipo de Copenhague quería agradecer su apoyo a la afición con este partido, vuelta de honor final incluida. ¡Lo divertido que fue pegar botes y cantar con los ultras del Copenhague!




Al día siguiente tocaba visita a Roskilde:

Un pueblo precioso, nevadito, donde pudimos disfrutar de los niños con sus trineos (con la consiguiente envidia por parte de Noel), y donde yo pude hacer mi primer ángel de nieve ^^


Y nos encontramos con una especie de fanfarria/banda municipal, tocando por la calle principal de Roskilde... Noel nos explicaría luego q algunos ayuntamientos tienen estas iniciativas para que la gente salga a la calle y no se quede en sus calentitas casas. Me gustó la idea, y me parece interesante y original.


Por la tarde tocaba visitar museos:

las joyas de la corona...

los tapices...


O el Tívoli, un parque de atracciones que cambia de decoración según la época del año y, claro, nos tocaba Navidades:


El último día mi hermano y yo fuimos sólos por la mañana a Copenhague, porque yo quería ver la supuesta casa-museo de Hans Christian Andersen.

Resultó ser una casa... para niños: representaban un poco cada cuento mediante una escultura, podías leerlos, escucharlos... por suerte estaba incluido dentro de la Welcome Card, si no, ni entraba.

Y con esto y un bizcocho... hasta el próximo viaje...

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