Rutinariamente cambio sus pulseras identificativas: rosa por amarillo, amarillo por azul, azul por rojo, rojo por naranja, naranja por rosa, rosa por azul, azul por naranja, naranja por amarillo… Es una rutina aleatoria: así nunca sé qué noticias llegarán adónde, no me dejo influir. O al menos no lo hacía, porque hoy, al llevar a cabo mi rutina, se ha caído uno de los mensajes, y al recogerlo del suelo no he podido evitar leerlo. Busqué la paloma correcta y mandé a otro al paro por mí.
a las personas no hay quien las entienda, será que a lo mejor les resulto tan extraño como ellos lo son para mí
jueves, 28 de octubre de 2010
Correo cruzado
jueves, 7 de octubre de 2010
Como los ángeles al caer el Sol...
Como los ángeles al caer el Sol, ellos brillaban con un blanco que cegaba. Vio a través de la celosía que formaban las pestañas de sus ojos entrecerrados cómo las blancas figuras se iban acercando a él.
Sintió que le rodeaban, les olía mientras murmuraban, oía cómo le palpaban, se vio flotar… ¿quizás sí fuesen ángeles?
Y se fue la luz, y mientras oía algo sobre mucha sangre, se preguntó si no serían vampiros con plumas de ángel.
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